Aún floto en el feroz torrente
de bravías aguas de destino
aunque lucho y nado fuerte
no alcanzo la ribera que persigo
Este indómito cegador oleaje
me absorbe en su remolino
en ánimos de su apetito salvaje
cobra venganza con dolor marino
Afrentado por mi gris insolencia
alzó el mar en hinchada masa
perturbada la paz, tornó violencia
acometió con furia mi humanidad escasa
Brotó, en medio de la batiente tormenta
una pequeña rebalsa de agua callada
que bullía graciosa de inocencia cierta
sosegada permanecía a su bahía atada
Di cuenta que sus corrientes se echaban
a guarecerme del remolino de fangos
para cuidar que mis heridas sanaran
me cubrió todo con húmedos labios
Ha sido ese paliativo de entreacto
combustible de mi sustancia
esa agua callada se ha interpuesto
guareciéndome del destino y la distancia
Más la gris desgracia neptúnea
aun mermada, voraz persevera
mortecinos estertores proclama
ondeados con estrategia ciega
Callada, expectante, paciente; oye:
los últimos reproches de la tormenta
la estampida del pasado que huye
quejidos de parto de una vida nueva
Arropado de su barniz cicatrizante
contiendo marolas, persisto brazada
al ritmo de mi yerro más aberrante
nado a esa rebalsa de agua callada