Fue un momento nuestro encuentro,
en los fríos días de felicidad.
—un destello—,
haz de luz, vida,
cegándonos a todo lo demás…
Destello de segundos vaporosos, imaginarios,
del brillo en tus ojos,
de su tersa inmensidad,
que solo con mirarme decían tanto,
a media oscuridad.
Destello, destellos breves e intensos,
imprudentes soplos de regocijo,
perdidos en nuestros arrojos y tropiezos,
huéspedes y víctimas de propios extravíos;
celadores de nuestra libertad.
Luz, destello,
aunque potente, instantáneo,
réquiem a una atropellada historia,
a un capítulo sin terminar, a los besos no entregados,
a la huida de un hogar, que,
años después, al voltear página siguiente,
desencadenó todo este sucederse pasional.
Destello, falto de escenas,
patético, incontenible y voraz,
acabaste pronto los momentos,
no pudiste más,
quedaron los reflejos de nuestros recuerdos al azar
Destello, diciembre estelar,
instante de renovadas esperanzas,
creí en la libertad,
en el propósito guiado por un anhelo…
más como son todos los destellos,
fuiste fugaz.