Sin saber cómo decir adiós,
menos aún, “no te quiero más”,
—en silencio, sigilosa, a hurtadillas—;
creíste que el tiempo, solo él, el tiempo;
arreglaría todo.
¡Ilusa!
¿Cómo sabría yo?, ¿no me sentías?,
esa ansia de verte de nuevo,
de saberme en tus besos por largos ratos.
Amándote, no leí el mensaje,
que, aun así, buscaba en la confusión.
Más cuando lo hallé,
quedé incrédulo, desprotegido,
por la desesperación,
se laceraron mis yemas intentándote tomar,
pero tú, ¡tú ya estabas tan lejana!
Así, en el abandono, ahogado de asombro,
burlada mi conciencia, perdido del rumbo,
vacío de tu mirada, me pregunté,
¿Dónde te perdí?