No deja un instante
este tejido de ideas azarosas
al ahondar y hurgarme
murmurando:
El amor, es diverso en cosas
Es como el salitre, perseverante
que poco a poco nos convierte
en ángeles o espantos, en azaleas o astillas
en mares que regalan vida, o desiertos que la roban
Es el paso sobrio, rítmico, cierto
también una alborotada carrerilla.
Es el verso tierno, aunque imperfecto
manchado por una muletilla
El amor, es diverso en cosas
Antorcha que ilumina el itinerario
del camino al atajo.
Lastre que convierte en sedentario
al trotamundos que ha vivido sin descanso
Puede ser también dolor, traición y encono
el reclamo a las promesas no cumplidas
el llanto de caricias que, arrepentidas,
vuelve más y más triste el entorno
El amor, es diverso en cosas
Es mar vestido de oleaje tenue
es la calma, la redención, la paz
el perdón a un juicio implacable,
esperanza de un tal vez, de un quizás…
Es un, no me digas nada,
que más nada saber quiero,
no lastimes mi alma afrentada
al olor de tu cuerpo insincero.
El amor, es diverso en cosas
Es el desencuentro, la desilusión
derrumbe de la torre construida en utopías.
Son dos que se devoran, que se desbastan,
hasta terminar deshechos e irreconocibles
Pasmados, atados al aire,
echados de ellos mismos,
o que guiados por los lodos del ego
se ciegan más y continúan perdidos
El amor es diverso en cosas
Es una vasija amplia y basta
que se desborda en cascadas de luz
que nutre a la bestia, al poeta y al iluminado
que cura, enriquece y renueva
Es una promesa que eleva los sueños
que los lanza hasta a donde ya no importa el horizonte
donde el alma se expande al universo
y comparte su bondad en miriadas de chispas de su luz
El amor, es diverso en cosas
Bandeja de frutos de ofrenda
ceremonia y sacrificio, el uno al otro
pieles y cabellos al calor fundidos
efímera existencia de un ser solo
También es hastío y es cansancio
atadura, látigo y prisión.
Tórrida querencia en el silencio
suspiro, quejido, exclamación.
El amor, es diverso en cosas
Es pertenencia que se cuece al horno
son oscuras pasiones sublimes
que forjadas al temple del averno
dejan ser nuestras partes animales
Es espacio que el abandono cede
es calma de las tempestades
el Soplo de Dios que todo lo puede
un arrebato de majestuosas libertades