Ella, temerosa,
se cuida;
del futuro, del dolor, del error, del tropiezo.
Deja de creer,
y no anda, cuida su suave sustancia,
¡Que tanto, tanto arde!
Ve y oye;
aunque no respira, guarda ese aire, bendito y pleno.
Que no bien sabe,
si la confusión o el desasosiego de nuevo vendrán…
En extremo prudente,
a tientas anda, o desanda, ¡Qué sé yo!
Insensatez o deseo, arrojo o juego.
Se burla a sí misma,
anhelando ser redimida,
ni oye a quien le grita o siente el torrente.
Sorda y muda observa;
y se cobija inconsciente,
con un manto de inocente malicia.