Soy, el poeta que te describe
cocinero que tu mesa sirve
el dibujante de sueños
admirador de tus aciertos
el ansia de tu estrés
el derecho de tu envés
Lo amargo que tu mirar endulza
el ave de presa que te caza
un hilo de agua de lluvia
o una brisa tibia
el desierto que humedeces
y la víctima que a besos revives
Soy, el hombro en que te apoyas
la biblioteca de tus consultas
el primer tabique de tu casa
y cimiento donde se basa
el amor que hoy menosprecias
mañana de esperanzas
Soy muelle al que te amarras
la empinada pendiente de tus laderas
los tiernos versos que nadie te ha dicho
en el café, la mañana o en el lecho
Soy música que antes no conocías
ni conocerás más en tus otros días
soy, el poema confuso y perdido
la palabra sin otro destino
Decía, el poeta que se derrama
en los torbellinos de tu aroma
el ocaso de mis ilusiones
el adiós de nuestros corazones