Te pensé al amanecer
imaginé los pliegues de tu boca
la piel bañada de febrero
y tu mano que provoca
Oí tu dulce voz paliativa
heraldo y materia de esperanza
embajadora de esa fuerza curativa
que a esta distancia me alcanza
Hoy como ayer ansío verte
cumplirte las promesas que decía
fundirme contigo fuerte, fuerte
sucumbir al son de tu caricia
Degustar la sombra que persigo
entender del perfume que derramas
aspirar tu suave vientecillo
mientras subo alguna de tus ramas
Entretanto esta locura matutina
te piensa y no te alcanza
se pierde como una serpentina
echada al aire a lontananza